La mayoría de nosotros hemos oído hablar del síndrome de colon irritable. De hecho, muchos/as podríais estar tratando con esta enfermedad pesada y degradante, ya que 1 de cada 5 personas la sufre. Sus numerosos síntomas son hinchazón o gases, distensión, estreñimiento, diarrea, calambres, y muy probablemente, la necesidad de ir corriendo al baño después de comer. Es también una de las enfermedades para las que la medicina occidental no ofrece ninguna cura permanente.
Muchos pacientes por enfermedades graves como enfermedades autoinmunes, enfermedades del corazón, cáncer, etc. a menudo sufren de una gran cantidad de problemas digestivos.
El intestino es el fundamento de toda salud. Hay una frase que afirma que «la vida y la muerte comienzan en el intestino» Pero no te preocupes: no se trata de una enfermedad que amenace la vida. Sin embargo, la optimización de tu salud intestinal es siempre un gran objetivo para sentirte, pensar y verte mejor. En el intestino, los nutrientes esenciales para la vida se absorben y se eliminan los desechos. Además, el 80 por ciento de nuestro sistema inmunológico se encuentra en el intestino, y la mayoría de nuestros neurotransmisores (moléculas que nos hacen felices, enfocados, energizados) se producen aquí.
Alimentación para tratar el colon irritable
Las siguientes pautas marcaran una mejora en tu salud intestinal y son las bases para una dieta para el colon irritable
-
Eliminar los alimentos a los que tenemos sensibilidad y nos producen alergias
Uno de los mayores factores desencadenantes de los síntomas del colon irritable son los alimentos que comemos. A diferencia de las alergias tradicionales (que causan una reacción inmediata y desencadenan una respuesta inmune IgE), la sensibilidad a los alimentos puede tardar hasta tres semanas desde que el alimento es ingerido a crear problemas. Una sensibilidad a los alimentos desencadena una respuesta inmunitaria retardada mediante el aumento de anticuerpos IgG, IgA, e IgM. Los alimentos comunes de activación para el síndrome de colon irritable son el gluten y los productos lácteos, sin embargo, es posible reaccionar a cualquier alimento. Los test que hacemos revelan muchos otros alimentos como culpables, incluso alimentos «saludables» como las almendras y el brócoli. Un documento monumental publicado en la prestigiosa revista British Medical Journal ha demostrado una correlación entre la eliminación de la sensibilidad a los alimentos y la mejora de los síntomas del colon irritable
Una sensibilidad a los alimentos puede crear muchos síntomas, los más comunes son los problemas digestivos como gases, hinchazón, ardor de estómago, diarrea, estreñimiento, etc. Recomendamos una dieta de eliminación / reintroducción (que puede ser muy tediosa y lenta) o un análisis de sangre de sensibilidad a los alimentos o test de intolerancias alimenticias específico para medir las reacciones a los alimentos que consumes.
2. Nutre Tu microbioma
Hay 100 trillones de células bacterianas en nuestro cuerpo (10 veces más que toda la población de las células humanas), y más de 500 tipos de bacterias. Hay bacterias buenas, malas y muy malas. Como resultado, nuestro microbioma intestinal tiene un tremendo impacto en nuestra salud en general.
Un desequilibrio en nuestra microflora puede crear un exceso de gases, distensión abdominal, heces inconsistentes, calambres, etc. Esto puede ser debido al crecimiento excesivo de levadura, la infestación de parásitos, y la infección bacteriana. El sobrecrecimiento bacteriano intestinal es cada vez más ampliamente identificado como un problema para el síndrome de colon irritable. Los medicamentos como los antibióticos, esteroides, AINE (aspirina) desequilibran y reducen nuestros microbios saludables. La exposición diaria al alcohol, cloro, e incluso el azúcar también tienen un gran impacto en este delicado acto de equilibrio. Formas sencillas de combatir estos ataques son aumentar los alimentos fermentados en tu dieta (es decir, el chucrut, kimchi, etc.), evitar los medicamentos innecesarios, evitar los productos de animales alimentados con antibióticos, y eliminar el azúcar. Por último, la mayoría de los pacientes se benefician enormemente tomando a diario un probiótico de alta resistencia, y nivel profesional.
3. Tener el estrés bajo control
Nuestro intestino es nuestro segundo cerebro. De hecho, hay casi tanta actividad neurológica en nuestro sistema intestinal como existe en el resto de nuestro cuerpo. Una carretera de tejido nervioso se extiende desde nuestro cerebro directamente a nuestro tracto gastrointestinal – el nervio vago. Este es el nervio responsable de que los problemas de intestino nos produzcan estrés y ansiedad. Todos hemos escuchado que el «estrés» no es bueno para nuestra salud. El yoga, la meditación y ejercicios de respiración profunda son métodos muy sencillos para crear defensas contra el estrés y se pueden “llevar” a todas partes y también hay muchos recursos simples y accesibles on line.
4. Desintoxicar para prosperar
A pesar de nuestras mejores intenciones, vivimos en una sopa tóxica. Incluso aunque comamos alimentos orgánicos, utilicemos ropa de cama libre de tóxicos, evitemos los anti-transpirantes, continuamos siendo bombardeados por toxinas todos los días. Lo que nos salva de ahogarnos en estos agentes volátiles son nuestros riñones, el hígado, los vasos linfáticos, y nuestros intestinos. Estos son los órganos de desintoxicación y sin ellos morimos. La proximidad de nuestro hígado a nuestro tracto digestivo es un factor crítico para la función intestinal óptima. Si nuestro hígado es sobrecargado con desechos tóxicos y congestión, la ineficiencia del tracto intestinal sobreviene creando a menudo muchos de los síntomas asociados con el colon irritable. Uno de los tratamientos para el colon irritable es ayudar a limpiar el hígado en un intenso programa de una semana de desintoxicación comiendo sólo vegetales verdes orgánicos.
5. Detectar y corregir deficiencias de nutrientes
Los nutrientes son los componentes básicos de la vida y los catalizadores para que nuestro cuerpo funcione de manera óptima. Sin los niveles óptimos de nutrientes, estamos a merced de nuestros asaltos dietéticos, emocionales y ambientales. Otra forma de decir esto es que sin niveles óptimos de nutrientes, nuestro «campo de fuerza» se reduce, lo que aumenta nuestra susceptibilidad a lesión celular y finalmente a la enfermedad. Los nutrientes son fundamentales en la formación de las enzimas digestivas. Sin estas moléculas en la alimentación, a menudo nos sentimos hinchados y distendidos. Tomar un suplemento de enzimas suele ser útil.
La medicina funcional ofrece tests de laboratorio avanzados que identifican con precisión las deficiencias, proporcionando así una «hoja de ruta» en cuanto a los nutrientes de los que necesitamos apoyo adicional. Mediante la detección y corrección de tu bioquímica nutricional, estás en camino para una mejor digestión y salud en general.