El efecto del alcohol sobre la salud
Existen 2 teorías contrapuestas sobre los efectos del alcohol para la salud. Unos piensan que un consumo moderado de algunas bebidas alcohólicas como vino o cerveza, es bueno, mientras que otros, -sin negar la existencia de algún componente beneficioso- piensan que los riesgos negativos de este consumo moderado son tan importantes, que lo contrarrestan. Es decir, no se puede promocionar la salud a partir del consumo de bebidas alcohólicas.
Por todos son sabidos los efectos nocivos del alcohol, de hecho hay estudios de organizaciones como la Organización Mundial de la Salud (Alcohol in the European Union. Consumption, harm and policy approaches) que abordan este punto, o un artículo publicado en la revista Annals of Oncology titulado: “Light alcohol drinking and cancer: a meta-analysis” (Consumo de alcohol en pequeñas cantidades y cáncer: Meta-análisis).
Efectos del alcohol en el cerebro
El alcohol interfiere en las vías de comunicación del cerebro, y puede afectar a la forma de actuar de nuestro órgano principal. Puede causar interrupciones que pueden cambiar el estado de ánimo y el comportamiento, y hacer más difícil pensar con claridad y moverse coordinadamente.
Los investigadores han identificado las regiones del cerebro más vulnerables a los efectos del alcohol. Son éstas:
Cerebelo. Esta área controla la coordinación motora. El daño al cerebelo resulta en una pérdida de equilibrio y en tartamudeo, y también puede afectar a las funciones cognitivas, tales como la memoria y la respuesta emocional
Sistema límbico. El sistema complejo del cerebro monitoriza una variedad de tareas que incluyen la memoria y la emoción. El daño a éste área perjudica cada una de estas funciones.
Corteza cerebral: Nuestra capacidad de pensar, planear, el comportamiento inteligente y de interactuar socialmente dependen de este región cerebral. Además, éste área conecta el cerebro al resto del sistema nervioso. Los cambios y daños inciden en la capacidad de solucionar problemas, recordar y aprender.
Neurotransmisores: El alcohol puede hacer que los neurotransmisores transmitan la información demasiado despacio y que te sientas soñoliento. Y también puede desencadenar cambios en el estado de ánimo y en el comportamiento, incluyendo depresión, agitación, pérdida de memoria e incluso convulsiones.
Efectos del alcohol en el corazón
Beber mucho durante largo tiempo o demasiado en una sola ocasión puede dañar el corazón, causando problemas, que incluyen:
- Miocardiopatía – Estiramiento y caída del músculo cardíaco
- Arritmias – latido del corazón irregular
- Apoplejía
- Alta presión sanguínea
Efectos del alcohol en el hígado
El consumo excesivo de alcohol tiene un peaje en el hígado, y puede conducir a una variedad de problemas y a las inflamaciones del hígado, incluyendo:
- La esteatosis o hígado graso
- La hepatitis alcohólica
- Fibrosis
- Cirrosis
Efectos del alcohol en el páncreas
El alcohol hace que el páncreas produzca sustancias tóxicas que con el tiempo pueden conducir a pancreatitis, una inflamación peligrosa e inflamación de los vasos sanguíneos en el páncreas que impide una correcta digestión.
El alcohol y el cáncer
Beber demasiado alcohol puede aumentar el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer, como son el cáncer de:
- Boca
- Esófago
- Garganta
- Hígado
- Pecho
Efectos del alcohol en el sistema inmune
Beber demasiado puede debilitar tu sistema inmune, haciendo que tu cuerpo sea un blanco mucho más fácil para la enfermedad. Los bebedores crónicos son más susceptibles de contraer enfermedades como la neumonía y la tuberculosis que las personas que no beben. Beber mucho en una sola ocasión frena la capacidad del cuerpo para protegerse de infecciones, incluso hasta 24 horas después de emborracharse.
En definitiva, el consumo de alcohol es una de las prioridades más importantes en el ámbito de la salud pública a nivel mundial. El alcohol como factor de riesgo es la tercera causa de enfermedad y de muerte prematura después del bajo peso al nacer y del sexo sin protección. En Europa, es además el tercer factor de riesgo de la salud y de mortalidad, sólo por detrás del tabaco y la hipertensión arterial.