Alimentos permitidos en la dieta cetogénica
Una de las frases más repetidas cuando se habla de alimentación es la de que las grasas engordan. Se trata de una afirmación tan taxativa como incierta porque está sujeta a un sinfín de matices. Hay grasas que engordan y otras que pueden formar parte de una dieta de adelgazamiento. Además, hay que tener en cuenta otras variables como la cantidad, la forma de cocinar los alimentos o las salsas y guarniciones que se le pongan. En fin, un ámbito demasiado complejo como para sentar cátedra con una sola frase.
La armonía perfecta para perder peso
Precisamente las grasas son la base de la dieta cetogénica, que últimamente ha dejado de sonar a chino para empezar a despertar el interés de muchas personas que quieren adelgazar de una manera rápida, sin ningún tipo de riesgos, de forma saludable y sin el tan temido efecto rebote. Siempre hay que dejar claro que no existen dietas milagro, que todas dependen de la fuerza de voluntad de la persona que y que, por supuesto, estén siempre supervisadas por un endocrino. Este especialista es el único capaz de averiguar qué es lo que realmente necesita un determinado paciente, en dónde se debe incidir y cómo tiene que estar organizado el tratamiento.
Se puede decir que la dieta cetogénica está viviendo una especie de segunda juventud. Esto ocurre porque no se trata de un invento moderno. Fue inventada en 1921 por el endocrino Henry Rawle Geyelin para algo muy curioso: controlar las crisis epilépticas. Su éxito radicaba en que el consumo de alimentos ricos en grasas y una menor ingesta de azúcares generaba una situación de cetosis (de ahí el nombre de la dieta) similar el ayuno. Todo gracias a la presencia de un exceso de cetonas en la sangre.
Siete décadas después, Robert C. Atkins tomó las bases de la dieta cetogénica de Geyelin para elaborar la suya propia a la que puso su nombre. Este doctor se olvidó de la epilepsia y se centró únicamente en la pérdida de peso, pero los principios siguieron siendo los mismos: una alimentación rica en grasas con una ingesta moderada de proteínas y una restricción de los carbohidratos y los azúcares. Estos son los mimbres de un tratamiento que en estos momentos está gozando de gran aceptación y que está sirviendo como referencia para numerosos endocrinos.
Adelgazar rápido, seguro y sin efecto rebote
El porqué del éxito de la dieta cetogénica se resume en que el cuerpo se ve forzado a usar la grasa como fuente de energía. Normalmente ocurre lo contrario y es la glucosa que generan los alimentos ricos en carbohidratos la que sirve como gasolina para funcionar en el día a día. Cada vez más, en los países occidentales se está tendiendo a consumir más productos con hidratos de carbono y azúcares, lo que provoca una mayor incidencia de enfermedades como la diabetes. Además, la glucosa en la sangre es tóxica para el cuerpo y ayuda a que se gane peso con mucha facilidad.
Con una mayor ingesta de grasas (especialmente naturales como el aceite de oliva, jamón ibérico, aceite de coco, etc.) y una reducción de los azúcares, se intenta crear un estado de cetosis que es el punto óptimo para que esta dieta brinde sus mejores resultados. Se trata de una situación similar al ayuno que permite que el cuerpo tenga una gran fuente de energía a pesar de haber reducido la cantidad de alimentos que se toman. Es una gasolina que dura más, es más barata y que no es necesario llenar el depósito.
Por si fuera poco, la dieta cetogénica también ayuda a retrasar el envejecimiento, tiene un gran poder antioxidante y antiinflamatorio y está indicada para numerosas enfermedades metabólicas.