¿Por qué una dieta es eficaz para algunas personas y para otras, es contraproducente? La fruta y la verdura ¿siempre son buenas para adelgazar? La respuesta a estas preguntas está en la genética; los rasgos característicos y únicos de cada persona, el ADN, también determinan la forma de procesar ciertos alimentos.
Los avances en nutrigenética y nutrigenómica, han impuesto el concepto de dieta personalizada con una base analítica muy precisa, la del ADN de cada persona. En la actualidad podemos conocer qué componentes de la dieta tienen más beneficios para la salud o son más perjudiciales y en qué cantidades.
En cualquier caso, sólo con el resultado de un análisis no podemos confeccionar una dieta personalizada, es necesario que un experto interprete los datos que arroja este análisis, pero también que tenga en cuenta el sexo, la talla o el peso del paciente, así como el resultado de un análisis de sangre y su estilo de vida.
Por otra parte, con el análisis genético no sólo podemos entender cómo reacciona un alimento en nuestro organismo, una vez ingerido, sino que podemos determinar aquellos aspectos genéticos que determinan la predisposición a padecer enfermedades como la diabetes, el colesterol alto o el síndrome metabólico.
¿Sirven las pautas de alimentación y buenos hábitos que conocemos?
Las sustancias que intervienen o afectan al metabolismo de las grasas, están determinadas genéticamente. Entonces ¿podemos decir que una dieta rica en grasas no siempre es mala?
La respuesta no es tan sencilla porque la posibilidad de una dieta personalizada no excluye que debamos seguir unos buenos hábitos. De hecho, la influencia de la genética no es absoluta y se puede modificar con la alimentación y el estilo de vida. Un estudio publicado en la revista “Molecular Cell” en el año 2016, demuestra cómo la flora intestinal, a través de los metabolitos que produce puede alterar la expresión de muchos de los genes, y la composición de la flora intestinal, está directamente influida por los alimentos que ingerimos.
En general, la dieta mediterránea es una buena pauta de alimentación para todos: rica en frutas y verduras y por tanto, en fibra, y un consumo más bajo en carnes y pescado y en hidratos de carbono. En este sentido, consideramos que es más saludable que el pan o la pasta, prevengan de harinas integrales, mejor que refinadas, y recomendamos reducir lo más posible el consumo de azúcar refinado y alimentos procesados.
¿Qué podemos ver en un análisis genético?
En Nutridelia, realizamos un análisis específico, el FoodGEN, que nos aporta información suficiente para poder realizar cambios en el día a día y perder peso de forma natural y, además, prevenir enfermedades.
Además, con este análisis podemos ver si somos intolerantes a la lactosa, un problema cada vez más frecuente pero que puede ser normal en la edad adulta, ya que se reduce la presencia de lactasa, la enzima que metaboliza la lactosa. Si somos intolerantes a la lactosa, podemos sustituir el aporte de calcio y vitaminas A y D por un consumo mayor de frutos secos y verduras como la espinaca o el brócoli.
Por otra parte, con nuestros análisis podemos determinar la intolerancia al gluten, una afección que puede derivar en la enfermedad celíaca. El gluten está presente en los alimentos elaborados con cualquier tipo de estos cereales: trigo, avena, cebada y centeno. En la dieta, recomendamos sustituir por otros como el maíz, el trigo sarraceno, y el uso de harinas de garbanzos e incluso de arroz.