Un día te ves abriendo la nevera y, después de unos segundos mirándola como quien se queda embobado con un anuncio de la televisión, cerrándola sin coger nada porque no te apetece cenar ni verdura, ni algo a la plancha ni nada que se le asemeje. Y terminas levantando el teléfono y pidiendo a domicilio platos de dudosa calidad nutricional para, a la mañana siguiente, llevarte las manos a la cabeza.
¿Te sientes identificado? Es normal y muy común. La causa del sobrepeso de muchas personas no está en factores genéticos ni médicos, sino en malas costumbres, en hábitos que, poco a poco, van minando nuestra buena forma física y haciéndonos engordar.
Por eso, si este es tu problema, más que una dieta de choque que te permita adelgazar una cantidad concreta en un tiempo determinado, lo que necesitas es mejorar tu nutrición. ¿Cómo? Con una dieta que dé a tu organismo lo que necesita y cubra sus carencias alimenticias.
“Es fácil decirlo, pero no tan fácil seguir esas directrices”, dirán los incrédulos. Pues bien, lo cierto es que para alcanzar el objetivo de comer mejor cuando tu situación es la que acabamos de exponer, nada como ponerse en las manos de profesionales. En Nutridelia, centro para adelgazar en Zaragoza, sus especialistas te aconsejarán qué tipo de dieta debes seguir según tu organismo.
Y, ojo, aunque no estamos hablando de dietas concebidas únicamente para adelgazar, sí estamos hablando de modos de alimentación saludables, por lo que, a la larga, la pérdida de peso será una consecuencia más que notable de tu nuevo estilo de vida.
Un amplio abanico de dietas
Eso sí, investigar qué tipo de dieta puede enlazar mejor con tu cuerpo y tus necesidades hará que se despliegue ante ti un abanico de posibilidades tan amplio como el catálogo de colores de un pintor. “Y ahora, ¿con qué dieta me quedo?”, te preguntarás.
De nuevo, la respuesta no solo la tienes tú, sino también los profesionales de la nutrición que te guiarán en este camino de reaprender a comer. Pero, para que tengas una idea de algunas de las dietas –esas que no son solo para adelgazar en un momento puntual, sino para continuar durante toda una vida- que puedes seleccionar, aquí va una recapitulación de las más destacadas:
Dieta alcalina. El grado de acidez o alcalinidad de una sustancia se mide en pH y nuestro cuerpo, para estar perfecto, debe tener un pH que ronde los 7,39 puntos. Pero por nuestro estilo de vida global y estresante, nuestros organismos tienden a tener un pH inferior y, por tanto, ácido. ¿Qué implica esto? Que podemos desarrollar enfermedades con más facilidad y que nuestro cuerpo estará más débil. Pero la solución está en nuestra mano y pasa por virar nuestra alimentación hacia una alcalina, es decir, una en la que predominen en un 80% las frutas, verduras, legumbres y semillas y la carne, el pescado y los azúcares supongan solo un 20% del total.
Dieta antiinflamatoria. De forma similar a la anterior, nos propone llevar una vida sana en la que abandonemos los alimentos procesados, estabilicemos los niveles de azúcar en sangre y aportemos a nuestro cuerpo el omega 3 que necesita. ¿Cómo hacer todo esto? Seleccionando bien los aceites que consumimos, evitando las grasas trans y tomando frutas y verduras con alto contenido antioxidante. ¡Dieta mediterránea en estado puro!
Dieta diabética. Más que una dieta por voluntad, esta suele ser una dieta que se comienza por obligación, pues el paciente padece diabetes y tiene que aprender a comer sin azúcar. Sí, aprender. Porque el azúcar está presente en más alimentos que los postres o la fruta y, para tener una nutrición adecuada y prescindir de esta sustancia al máximo, se requiere el consejo de un especialista. Esta dieta, en casos puntuales, también se puede aplicar a personas con sobrepeso que, sin ser diabéticas, necesiten una reducción drástica de su consumo de azúcar.
Dieta para el hipertiroidismo y el hipotiroidismo. Ante el diagnóstico de una enfermedad como el hipertiroidismo o el hipotiroidismo, el paciente afronta una nueva etapa, que le lleva a crear su propia (y nueva) pirámide nutricional. En Nutridelia te ayudan a configurarla y personalizarla para que la transición sea lo más sencilla posible.
Dieta para el colon irritable. Lo que comienza siendo una molestia puntual se termina convirtiendo en un mal crónico para aquellos que sufren de colon irritable. Masticar despacio, comer en cantidades no copiosas y olvidar las bebidas con gas son algunos de los principios básicos que sustentan esta opción.
Las otras dietas de las otras dietas
Y, además de aquellos regímenes que, más que eso, son maneras de asentar una alimentación saludable, el universo de las ‘otras dietas’ abarca también aquellas que sirven para ayudarnos a superar una enfermedad. Porque el poder de la nutrición es potentísimo y, a través de la comida, podemos superar una época de bajo nivel de hierro en nuestro organismo, de retención de líquidos, de gastroenteritos o de falta de fibra. Y tú, ¿eres consciente de todo lo que tu dieta influye en ti?