Cocinar con tus hijos puede ser una experiencia muy divertida y beneficiosa para ellos. Pero también para ti, porque mientras haces la comida disfrutarás con ellos del poco tiempo que en ocasiones queda durante el día. Además, si te lo propones, podrás enseñarles una habilidades y unos hábitos que les asegurarán un futuro mucho más saludable.
¿O quieres que tus hijos lleguen a la Universidad sin saber freír un huevo? Enseñarles a cocinar desde la infancia tiene beneficios para su desarrollo. Si no lo haces, pronto encontrarán la forma de pedir comida congelada, preparada o para llevar. La educación en la cocina también es una «asignatura» muy importante.
Aunque al principio, (en función de su edad) solo puedan ayudarte con los utensilios, o los alimentos, hacerles partícipes de la preparación de la comida les enseñará a trabajar en equipo. Hacerles sentir útiles les elevará el autoestima.
Los niños huelen, prueban, observan y manipulan la comida, lo que les ayuda a desarrollar sus sentidos. Además, el movimiento de un lado para otro con los platos y la elaboración manual también mejora su motricidad. ¡Aquí tienes las primeras razones!
La cocina también implica contar, medir cantidades, leer instrucciones, buscar recetas y experimentar. Así, mientras disfrutan, también desarrollan sus habilidades matemáticas y científicas. ¡Es otra forma divertida de hacer deberes de cálculo y sin que protesten!. La experimentación también les llevará a mejorar su creatividad.
Si dispones de un pequeño espacio de tiempo, puedes cambiar una comida o cena rápida por una actividad lúdica y educativa junto a tus hijos: cocinar. Hacerlo con ellos te permitirá compartir tiempo y ponerte al día con ellos. Puedes dividir las tareas en función de sus edades y de las habilidades de tus hijos para que puedan disfrutar al máximo. Mientras, podrás escuchar todo lo que les preocupa o les divierte durante el día. Cocinar con ellos puede ser otra manera de comunicarte con ellos.
El fin de semana, cuando dispones de más tiempo, puedes empezar por ir a comprar con ellos, para después preparar la comida juntos. No importa si cocinas pasta, verdura o un pescado al horno; recuerda que lo importante es pasar tiempo con ellos. Gestionar el dinero en la tienda, también puede ser una actividad muy estimulante y educativa para ellos. Aprender a gestionar la economía del hogar también es un aprendizaje muy importante.
Si los más pequeños de la casa no ven de dónde y cómo se hace la comida, lo más probable es que muestren el mínimo interés por ella y pidan comida rápida o precocinada. ¡Haz que se interesen! Una vez que lo hagan, será más difícil que se nieguen a comer algunos alimentos, aunque se hayan negado a comer alguno de ellos antes.
No todos los niños son buenos en la escuela o en los deportes. Con un poco de paciencia y dirección, cualquier niño puede aprender a cocinar de manera saludable. Si lo hace, mejorará la confianza en sí mismo.
¿Te animas a cocinar con ellos?